sábado, 16 de enero de 2010

Seguimos en la edad de piedra...

Ha finalizado ya la andadura obligatoria por estos lares.
Algunos dirán, por fin. No es ese mi caso.
Seguiré escribiendo en este blog hasta que deje de tener cosas que decir.
En ese momento, me retiraré de la profesión en la que me estoy formando y me haré bibliotecaria, trabajo que me llenaría con creces mis ganas de aprender de todo tipo de cuestiones mundanas.

Es tan triste no tener nada qué decir, nada sobre lo que hacerse preguntas.
El otro día comprendí que no todo el mundo es como nosotros mismos, aunque pensemos que todo estamos cortados con el mismo patrón. Me di cuenta, de que hay gente simple, que no estoy llamando tonta, corta retrasada ni ningún apelativo parecido en absoluto, simplemente son simples valga la redundancia.

No ven la necesidad de pensar más allá de sus narices. No ven el porqué pensar en las intenciones que hacia nosotros tienen los que nos rodean, no pensar más allá de la información que nos viene dada por los sentidos, que todos sabemos que ya es bastante distorsionada de por sí desde su origen.
No lo ven. No ven nada.

Además se dignan a tildarnos a los demás, que por cierto cada vez somos menos, de raros, complicados, negativos, permanentemente enfadados con nuestro entorno, manipuladores, maquiavelos, y demás adjetivos del estilo. Que a decir verdad, no me desagrada ninguno.

Podría decirse que hasta me siento orgullosa de algunas de estas denominaciones que se me han dado a lo largo de los años. No veo nada malo en pensar que toda acción hacia nosotros de otra persona puede llegar a llevar consigo un interés oculto más allá de lo que se puede percibir a simple vista.

Cualquiera que tenga dos dedos de frente lo pensará. Y lo considero lo más normal y creo que es como deberíamos llevar a cabo todos nuestra vida, así habría menos errores de por medio, menos malinterpretaciones. El que piense el porqué de todo, lo dirá o no, esa es otra cuestión, depende de las reservas con las que vivas en tu vida, pero lo pensará.

Grave me parece que no se piense en las consecuencias que se pueden buscar en una acción determinada o las que puede acarrear una acción que realicemos sin haberla meditado bien anteriormente. Y lo más grave, es que no se piense en nada y se vea raro desarrollar el único acto que nos diferencia de los animales, razonar. ¿O es que no queremos convertirnos en seres humanos aún?

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