domingo, 3 de enero de 2010

Año nuevo ¿vida nueva?

Tras esta declaración de intenciones, se encuentra una de las máximas de los seres humanos. El engaño y la poca consideración a nosotros mismos y a lo que nos rodea.

¿Por qué siempre decimos lo mismo y actuamos igual todas las nocheviejas?

Tuve la “oportunidad” de pasar la nochevieja muy serena pululando por ahí (por estar de enfermera), en dos pueblos distintos. Pero el ambiente que se respiraba era el mismo en ellos, y supongo que en cualquier otro rincón de la zona opulenta del planeta.

Pude observar de todo a lo largo de la noche, pero lo que más me llamó la atención, por decirlo de alguna manera, fue que no aprendemos y seguimos haciendo lo de siempre.

Me encontraba rodeada de un halo de irrealidad en esa noche. ¿Acaso era la única cuerda en aquel lugar?

Ver como todo mi alrededor roza el coma etílico y hace todo lo que no haría un día de fiesta normal, no es algo que me entusiasme, pero sirve para afianzar más mi posición sobre este tema en concreto.

¿Cuándo nos daremos cuenta que los actos de la nochevieja no quedan en el limbo?
Parece que nadie se ha parado a pensar que tras la navidad y la nochevieja, la vida sigue.
Personas, de todas las edades, castigando su hígado de una forma alarmante en todos los bares. Y yo me preguntaba, ¿dónde queda la famosa crisis o recesión? Porque allí no estaba. Había otra clase de crisis aún peor.

¡El fin del mundo ha llegado! Esa es la impresión que daba por cada esquina por la que fueras, en las que había algún tipo de regalito (o varios) salido de un orificio de algún ser humano.

Otras de las consecuencias de este fin del mundo anticipado y anual, son las familias pidiendo préstamos para comer foie, pavo, langostas y ostras en vez de algo más adaptado a sus posibilidades como podrían ser, y sin desmerecerles, el paté la piara, un pollo, Rodolfo el langostino y unos berberechos en lata. Cuando no tienen ni para pagar la hipoteca de su casa, parece lo más lógico adaptar todo a esa nueva situación económica.
Esto está orientado a la navidad, pero podría decir lo mismo de los que piden créditos rápidos con un 28% de TAE para irse a Cancún en julio.

Me gustaría saber qué les pasará por la cabeza en el momento que les ocurre la brillante idea de pedir un préstamo para comprar comida innecesaria en navidad, ¿Al menos, tendremos la tripa llena en el momento que nos desahucien? Algo parecido a eso será seguramente, o a esto, “Bueno hoy estamos vivos, ¡mañana Dios dirá!”. Siento ser yo quién diga que Dios no suele manifestarse por minucias de este tipo. (Ni por cuestiones de otras magnitudes). Es un hombre tímido, le gusta más "trabajar" en la sombra sin dar explicaciones a nadie.

Cada persona que te veía esa noche, te hacía la pregunta de rigor, ¿y tú que has pedido para el nuevo año?. Yo contestaba nada, aunque me quedé con las ganas de decirle a más de uno que, en caso de pedir algo, mi deseo sería parecerme lo menos posible a ellos. Pero no me gusta amargar la fiesta a nadie, por lo que me mantuve callada, atenta y expectante a sus respuestas.
No había más que tópicos en ellas. Nadie fue creativo. Ahí se comenzaba a divisar la crisis ya. “Ir al gimnasio para bajar las comidas de navidad, aprobar, encontrar pareja...”, esas son algunas de las respuestas que me ofrecieron. Tópicos y además, cuestiones de las que no sólo dependen de ellos mismos para que se lleven a cabo con fortuna, por lo que saldrá frustrado de sus grandes expectativas de comienzo de año más de la mitad de las personas que se las hicieron.

Expectativas demasiado ambiciosas las anteriores, pero nadie me dijo nada más humilde y fácil de hacer como ser amable con los demás, dejar de poner a caldo a los que me rodean por la espalda, o simplemente ser gente más considerada con los que les deberían poner unos monumentos como son los camareros.
Porque, aunque a veces, pueda llegar a pensarse que no lo son por la rapidez con la que ponen un cubata y la capacidad encomiable con la que nos aguantan a todos, los días de guardar (o no), son personas y también tienen una vida fuera de la barra. Un hola y un gracias, tras haber recibido un buen servicio y trato, no hacen daño ni le deberían costar pronunciar a nadie. Yo les admiro, sería incapaz de hacer su trabajo ni 10 minutos, ya que mi capacidad de aguante y mi paciencia me impeditan.

Una escena increíble fue la que pude observar el día 1 a las 00:50 en Amurrio.
Estábamos con una amiga a la que por desgracia la tocaba trabajar en nochevieja y abrir el bar a la 1:00. Pues estábamos en la puerta del bar conversando con ella aún, ya que le faltaban 10 minutos para entrar a emborrachar al personal, cuando gente que rodeaba la treintena si no la sobrepasaban, la comenzaron a atosigar a gritos y a tirar petardos para que entrara lo antes posible al bar y les comenzara a despachar, “porque no aguantaban más tiempo sin beber”. Aluciné. Si me lo hubieran contado seguro que habría dicho que aquello no era cierto. Estaban reencarnados en los niñatos que eran con 12 años, pero con cantidades ingentes de etanol en sangre.

¿Porqué nos engañamos y por contrapartida engañamos a los demás, pensando que algún tipo de ciencia infusa nos ayudará a conseguir nuestros deseos más preciados, cuando en el fondo sabemos que no se cumplirán?

¿Porqué se siguen comiendo las “12 uvas de la suerte” sabiendo que no son de la suerte?

¿Porqué seguimos tratando tan mal a los camareros aunque se merezcan ser beatificados más que algunos santos?

La conclusión es que el 1 de enero seguíamos siendo los mismos hijos de puta del 2009, pero con una resaca monumental. ¿Seguro que esta es la mejor forma de comenzar el año? Yo cada vez tengo más dudas sobre ello.

**La historia de las uvas “de la suerte” se remonta a finales del siglo XIX cuándo en la comarca del baix Vinalopó en Alicante se encontraron con un tremendo excedente de uvas, por lo que a alguien se le ocurrió como buena campaña de marketing para desprenderse del stock y venderlas que las uvas eran la fruta de la buena suerte. Y así, llevan engañando a unas cuentas generaciones de españoles a comprarlas, y cada día a más gente de otros lugares, con esto que se internacionalizan y se cogen como nuestras todas las tradiciones extravagantes que se ven por televisión.**

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