sábado, 24 de octubre de 2009

Aprendimos a mirar con la duda entre los dedos y a tientas...

Hoy ha sido un día extraño, pero gratificante.

Encontrar cosas nuevas en uno mismo siempre es algo maravilloso.

La mañana comenzó mal. El dicho de tarde, mal y nunca se ha hecho realidad en las primeras horas de la mañana en mi vida.

Al final, llegé a la uni, ¡por fin! Pensaba que ya me quedaba por el camino.

Ha sido algo duro ( bastante duro, para qué negarlo) madrugar un viernes. Hacía muchísimo tiempo que no era asidua de las mañanas del viernes, y menos mañanas universitarias, pero el esfuerzo, creo que ha merecido la pena.

He ido hasta Leioa para terminar de ver y escuchar las 1º jornadas sobre mujeres y medios de comunicación.

Sorprendentemente, la ponente que peor impresión nos había dado a primera vista, ha sido sin duda lo mejor de los dos días.

La ponente en cuestión, ha sido Lucia Martínez Odriozola. Profesora del Departamento de Periodismo II de la UPV/EHU y nos ha hablado de El tratamiento de la violencia machista en los medios.

Se me ha hecho cortísimo todo el tiempo que ha estado hablando. Ha sido la única que no ha dependido totalmente de la tecnología para hablar con nosotros, algo que se agradece enormemente, porque no se a los demás, pero a mi tanto powerpoint literal, además mal leídos normalemente, me saturan la cabeza y me dan dolor de oído y de corazón.

Nos ha estado hablando de la violencia de género, cómo se trataba la misma en los medios de comunicación. En alguna cuestión tratada no es que estuviera muy de acuerdo con su criterio, pero así es la libertad de expresión.

Algo que me ha llamado la atención es cuando ha hablado de Isabel San Sebastián, periodista que confieso que odio con todas mis ganas, para mi que el título se lo dieron en la tómbola y su materia gris por fascículos porque sino no comprendo su estupidez.

Bueno, eso, que ha hablado de esa personaje y que ella había insinuado como que a las mujeres que las pegaban sus maridos ( o los animales esos a los que tuvieron la desgracia de juntarse) tenían la culpa y eran responsables de ello y que ahora había muchísimas denuncias, dejando caer que se quejaban de cualquier cosa.

Esta interpretación es propia, creo que soy capaz de darla después de tragarme millones de debates políticos en los que sale esa señora (por denominarla de alguna manera, sin caer en el burdo insulto).

Y Lucía, la ponente, ha dicho que cómo podían poner una persona con ese tipo de mentalidad en un debate de ese tipo y lo ha ejemplificado por ejemplo, una mesa de debate sobre el terrorismo de ETA y que hubiera alguien allí que no estuviera en contra de ellos.

Para mi, eso es un error. Eso es vender sólo un trozo de la sociedad.

Nos quieren vender en los medios de comunicación o los políticos, un consenso social inexistente. Acallando voces no se va a crear el consenso, porque cuándo más acalles más odio acumulado habrá, más disenso contra el que luchar tendrán los "moderados".

Me parece un error por eso, y porque es una pérdida de dinero.

Esta visto y comprobado, que aquí lo que vale es el show, el marketing, la confrontación (veraz o de ficción, porque aquí como todos son tan inteligentes, ¿para qué investigar si es verdad esto o lo otro? ¡Si no voy a poder cambiar nada! Esa actitud me da pena la verdad).

Si en las mesas de debate TODAS LAS VOCES tuvieran cabida, puede que hubiera más gente haciéndose preguntas, que los verdugos y las víctimas igual dejaban de ser los mismos actores sociales.

Pero esto no interesa, no interesa que se sepa que son igual de malos el PP que el PSOE, que está muriendo más gente que los que asesina ETA. La cuestión es que las familias estas, que no están metidas en ningún rollo político, ni han estado chupando del bote de los demás durante años, no reciben ningún regalo a cambio, porque no aumentan votos y se ganan elecciones con ellos, como mucho se les da alguna mención esporádica en algún telediario.

Y aquí viene mi pregunta, mi eterna pregunta desde que me ha gustado la política y decidí dedicarme a este oficio en el futuro, a la tierna edad de los 10 años:

-¿Por qué los muertos políticos valen más que las otras muertes de otras personas?

-¿Por qué se usan a los muertos como armas arrojadizas o como trofeos?

-¿Por qué hay tanto victimismo de las familias de los difuntos?

-¿Por qué se cree que el acto de matar es sólo algo físico? (¿Sin muerto no hay asesinato?)

-¿Por qué no se juzga a los asesinos de ideas? ¿O a los asesinos de palabras?

-¿Por qué siempre nos presentan a los “consensuados” como los buenos y los demás como los malos?

Todo esto es, porque, en el fondo, nos tienen miedo a la masa popular. A la mayoría la engañan con los medios de evasión, pero no todos dejamos morir nuestro ser crítico por lo que diga la prensa ( que cada día es una mayor basura).

Todavía algunos tenemos la idea de que nacimos para cambiar esto.

Si no se intenta hacer algo, nunca se sabrá a que se puede aspirar.

Como decía el gran Ché, al que todos admirábamos en la adolescencia, pero al que casi todos olvidaron también, ¡Hasta la victoria siempre!

Perdí mi tren por ser quien soy y ver el mundo del revés...Caí por crecer, callé por hablar. Confundo el agua con la sal!


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