viernes, 30 de octubre de 2009

Si queremos que deje de crecer, deberemos dejar de quererle...!

¡Por fin viernes!

Acabó la semana con mucho más éxito del que se vaticinaba para la misma y eso es bueno.El resumen de la semana sería: Algún “amigo” menos y alguna alegría más.

Aunque hubo un hecho trágico en medio, mejor dicho dos, pero relacionados con la misma cuestión. Ha muerto la madre de un amigo y hace un año ya que murieron tres amigos en la carretera.

Aparte de eso, todo bien.

Hoy llevaremos a cabo una de las más seguidas tradiciones de los universitarios: Salir de fiesta juntos (¿y revueltos?).

Tenemos cena de clase de segundo de Periodismo (de los de la tarde, los de la mañana sabe Dios que será de sus vidas).

No sé en verdad, si aprendemos mucho o no en las clases, pero lo de socializarnos entre nosotros y con el entorno se nos da fenomenal a todos, a alguno más que otros claro está. Pero para incentivar y ayudar a la socialización de los que no son tan dados a ella, (y de los que nos encanta vivir rodeados de la sociedad mundanal), en toda fiesta que se precie existe el alcohol.

Esta noche espero que nos conozcamos entre todos mucho más a fondo, ya que como decía una persona a la que tenía aprecio, “sólo se conoce de verdad a las personas de fiesta” y algo de razón ya había en sus palabras.

Pues hoy hace 5 años que vine a vivir a este pueblo llamado Artziniega. Fue una gran odisea en mi vida este cambio a la tierna edad de 16 años.

Los principios fueron terribles, pasaba más tiempo en los buses en busca de lo que era mi antigua vida que intentando rehacerla en la nueva aldea en la que se aposentaba mi hogar.

Digo aldea porque aquí no viven más de 2000 habitantes, porque es un municipio dormitorio para la gente que trabaja y hace su vida en el Gran Bilbao y para los veraneantes venidos de todos los lugares del estado.

A lo largo de ese año comencé a conocer a la gente, muy cerrada principalmente, pero no tan malos como aparentaban ser, me hice con un grupo de amigas, la mayoría de Bilbao que venían los fines de semana y comenzó a gustarme aquel lugar.

Tras el primero año de estancia allí la valoración general era positiva,sobre todo en las fiestas del pueblo en donde conocí a muchísima gente.

Eran unas fiestas diferentes a las que yo había vivido siempre. Amurrio no es un gran lugar, pero la forma de comportarse la gente es diferente, todos nos conocemos, pero no tanto, tampoco hablamos todos con todos, aquí sí se hacía así, me acostumbré a ello y hasta empecé a amar aquel modo de proceder.

Pero yo estaba comenzando a crecer en edad y las diferencias con mi entorno cada vez eran más latentes ya que yo era la mayor del grupo y veía acciones de las que no estaba muy conforme.

Llegaron las segundas fiestas patronales de la villa medieval de Artziniega, que son las dos primeras semanas de septiembre y conocí a alguien nuevo.

Alguien que desde aquel día es una de mis mejores amigas, a la que no veo mucho pero hablamos todos los días, estoy hablando de Marta.

A Marta la primera vez que la vi pensaba que era la novia de Peio, y en verdad una relación les unía, pero no sentimental, sino familiar ya que Peio es su primo.

No nos conocimos de la mejor manera posible, pero en nuestra relación lo que menos nos ha importado ha sido el cómo sino el por qué.

Desconozco exactamente qué día era, pero era un fin de semana de fiestas de aquel año y allí la ví, con cara tristona sentada en unas escaleras al lado de la zona de fiesta, y me acerqué a interesarme por ella.

La conocía de vista pero nunca habíamos entablado conversación por varios motivos.Me contó todos sus problemas, y la intenté animar como mejor sé, haciendo reír a la gente. Más o menos lo conseguí. No sólo me llevé la satisfacción de ayudar a alguien, si no su teléfono, su dirección del Messenger y una nueva amiga.

Desde entonces nos fuimos hablando más y más, quedando siempre que venía por estos lares, nuestra relación se intensificaba sobre todo en las vacaciones estivales.

Esta nueva relación fue uno de los puntos de inflexión mayores con mi antiguas amistades, pero no me importó perder algo por ganar mucho más.

Me habían contado grandes historias de ella, yo por aquel entonces escuchaba atenta como si se tratara de las palabras de la mejor pluma del mundo, pero como todo en la vida, con el tiempo te das cuenta, que no todo lo que se dice de cada uno es cierto, y que por muchas palabras que rueden sobre alguien en el viento, hay que “molestarse” en conocer a alguien para saber en verdad quién es, cómo es y qué es lo que aporta ese individuo a la sociedad.

Marta es una pequeña-gran personita que siempre ha estado a mi lado en mis malos momentos ( y en los buenos lógicamente también, pero es más difícil seguir en el barco cuándo las cosas van mal que cuando van bien).

Espero haber estado a la altura de todas las situaciones que se nos han planteado, se nos plantean y se los seguirán planteando, porque tenemos para rato... El bolsillo de Doraemon nos seguirá dando riquezas y perlas de las magnitudes de antaño.

Que sepas que eres alguien muy importante para mi, lo único que siento es que vivamos tan lejos físicamente... y que dependamos del Bizkaibus para nuestros encuentros furtivos! Jaj

Aquí va algo que sé que te encanta querida!Muaaaa!

¡Cuánto más amor le des, más crecerá!

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